Un entrenamiento en Hagi Dojo. Lo destacable es la ausencia
de fuerza innecesaria, la naturalidad, la flexibilidad, la expresión del movimiento
y la velocidad, lo que no se origina en la contracción muscular, sino en el
movimiento de las caderas. La respiración se profundiza, la mente se vacía y el
movimiento se crea solo.
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